Un aspecto crucial para lograr buenos aprendizajes es una convivencia escolar donde niñas, niños y adolescentes se sientan seguros, en confianza para colaborar, participar y expresarse. Este ámbito siempre trae nuevos desafíos, por ello queremos entregarte experiencias de comunidades educativas que están trabajando de forma colaborativa y recomendaciones para poner en práctica en tu establecimiento.

De acuerdo con los datos entregados por la Superintendencia de Educación, entre el 1 de enero y el 31 de marzo de 2025, se registraron un total de 2.501 denuncias, un aumento de 14,2% en comparación con el mismo periodo del año anterior. El ámbito de convivencia escolar es el que abarca la mayor cantidad de casos, correspondientes al 60,7% del total recibido.
Marggie Muñoz, superintendenta de Educación (s), destacó, durante el anuncio de estas cifras, que la tendencia al alza se ha mantenido desde el 2022, asimismo, indicó que “sabemos que se trata de indicadores muy dinámicos y por ello siempre insistimos en la mirada de largo plazo, pero también es importante que todas y todos los actores del sistema educativo pongamos atención en estos datos y podamos focalizar los esfuerzos en la prevención y abordaje temprano de situaciones que alteran la convivencia”.
Pese a estos indicadores, existe un sinnúmero de comunidades educativas que se están esforzando por construir una convivencia escolar inclusiva de acuerdo a su contexto, libre de violencia, acoso, y mal trato. A esto, se suma el diseño e implementación del Plan de Gestión de Convivencia Escolar, instrumento central para avanzar hacia una cultura escolar que prevenga la violencia y los problemas de salud mental, con la participación activa de todos los miembros de la comunidad escolar.
El Colegio Catherine Booth de Calama, es uno de ellos. Pía Retamal Bruña, encargada de Convivencia Escolar del establecimiento, señala que los valores institucionales son el respeto, la responsabilidad y la tolerancia. “Es fundamental aprender a respetar y valorar otros puntos de vista, incluso cuando no estemos de acuerdo con ellos, reconociendo que otras opiniones son tan importantes como las nuestras”, indica.

"El respeto hacia el otro y hacia uno mismo; la responsabilidad frente a los actos que realizamos; y la tolerancia, entendida como la capacidad de aceptar que las demás personas son distintas a mí".
Una de las principales estrategias que implementan para lograr estos aprendizajes es la realización de talleres dentro de la sala de clases, en los que entregan herramientas para la resolución pacífica de conflictos. En ese sentido, los resultados de la encuesta socioemocional y de convivencia escolar han sido una contribución esencial para trabajar los aspectos menos favorables desde la percepción de las y los estudiantes. “Un hallazgo relevante es que reconocen las estrategias que el establecimiento implementa para mejorar la convivencia, pero no logran identificar claramente cómo se relacionan entre ellos”, concluye la encargada de Convivencia Escolar.
Desde la comuna de El Monte, el Colegio Bicentenario Santa María también declara sellos que consideran esenciales para la convivencia escolar: el enfoque en habilidades socioemocionales y la estrategia del juego como herramienta para el aprendizaje. “El juego es una herramienta poderosa para favorecer la convivencia escolar en un entorno inclusivo, ya que fomenta la interacción entre estudiantes. Todo tipo de juegos —de mesa, deportivos, cooperativos, simbólicos— invitan de forma natural a niñas, niños y jóvenes a interactuar entre sí, comunicarse, comprender reglas, coordinarse, expresar ideas y negociar”, explica Marcela Álvarez, directora del establecimiento.
Esta constante interacción a través del juego fortalece los lazos sociales y las habilidades comunicativas de sus estudiantes y contribuye al desarrollo de la empatía y la comprensión del otro. Del mismo modo, refuerza valores esenciales para la convivencia escolar, como el respeto (al seguir reglas y turnos), la aceptación de resultados, y la inclusión. Esto ha sido un pilar en la formación de una convivencia escolar más participativa, inclusiva y corresponsable.
De igual modo, llevan a cabo talleres para desarrollar habilidades socioemocionales y aprender sobre cómo resolver conflictos con asertividad e inteligencia emocional. Asimismo, cuentan con charlas y espacios formativos dirigidos a estudiantes, docentes y asistentes de la educación, sobre inclusión, diversidad, prevención de la violencia y ciberacoso, que permiten desarrollar capacidades como la empatía y la comunicación.

“Sostenemos con convicción que la convivencia la construimos todos, y este lema nos ha permitido que cada integrante de la comunidad educativa asuma un rol activo”.
Claves de una convivencia escolar
Vivianne Alfaro Hernández, subdirectora de la Unidad de Apoyo Técnico Pedagógico del Servicio Local de Educación Pública Maule Costa, formó parte del Consejo Asesor para la Convivencia Escolar, Bienestar y Salud Mental del Ministerio de Educación. En su opinión, para alcanzar una convivencia escolar inclusiva, como primera instancia, es necesario abordar distintos aspectos y factores, tanto al interior como al exterior de la comunidad educativa, que contribuyan a un clima positivo y un entorno seguro para todas y todos.

Un espacio formativo en socioemocionalidad y preventivo de la violencia y los problemas de salud mental, es la base. Para ello, enfatiza que es primordial “promover liderazgos transformacionales, participativos y centrados en el cuidado, con un enfoque inclusivo y colaborativo, y que ofrezca espacios y oportunidades para una participación orgánica en la construcción de conocimientos y en el desarrollo institucional”.
Subraya, que la escuela debe comprender que la buena convivencia escolar no debe tratarse como una tarea adicional al quehacer pedagógico, sino como una parte constitutiva de los procesos de enseñanza-aprendizaje y de los fines mismos de la educación. Le preguntamos claves para lograr este enfoque y aquí, te entregamos sus recomendaciones:
- Establecer normas de convivencia claras y justas, creadas de manera conjunta y socializadas con toda la comunidad educativa.
- Capacitar a los miembros de las comunidades educativas en habilidades de la escucha activa y respuesta asertiva, promoviendo un diálogo constructivo y basado en el respeto.
- Fomentar la participación de estudiantes, docentes, asistentes de la educación y familia en actividades que contribuyan un ambiente colaborativo y solidario.
- Implementar programas de mediación escolar y de resolución de conflictos que permitan a los estudiantes aprender a enfrentar y resolver sus diferencias de manera pacífica y constructiva.
- Promover la salud física y mental de los estudiantes mediante programas de educación para la salud y la realización de actividades deportivas.
- Desarrollar e implementar políticas y prácticas que aseguren la igualdad de oportunidades y brinden el apoyo necesario a aquellos estudiantes que enfrenten barreras adicionales.
¿Y para ti, cuáles son las claves para alcanzar una convivencia escolar inclusiva?