El año pasado presenciamos múltiples experiencias educativas basadas en la creatividad y la colaboración, que se difundieron ampliamente en medios de comunicación y redes sociales. Estas experiencias han sido sistematizadas por diversas instituciones, como la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado y la Corporación Municipal de Renca. En este artículo queremos compartirlas por su valor en sí mismas, pero también para reconocer a a través de ellas, a los miles de docentes, educadores(as) y asistentes de la educación por su incansable labor educativa.
Precedentes cercanos de lo ocurrido en el ámbito educativo durante el año pasado no hay. En consecuencia, una de las necesidades que surgió dentro de las comunidades y los actores relacionados con la educación, fue indagar y sistematizar las experiencias vividas, con el fin de contextualizar y comprender los aprendizajes de un año difícil, pero colmado de iniciativas e innovación.
Durante el 2020, educarchile realizó en los meses de mayo y junio una encuesta a docentes a lo largo de chile, denominada #VinculandoAprendizajes, con el objetivo de conocer las necesidades y la realidad de los nuevos formatos de clases y cómo estos impactaban en sus realidades.
Esta primera mirada arrojó que más del 50% de los docentes sentía que la educación escolar a distancia era un desafío alcanzable, lo que se puede reflejar en las diferentes y variadas apuestas que realizaron los equipos en diversas instituciones para continuar educando, independiente de si existía o no la posibilidad de una conexión a través de internet, evidenciando el compromiso que profesores y profesoras mantuvieron a pesar del contexto. Algunas de estas iniciativas fueron compartidas en nuestra plataforma, incluyendo diversas comunas, como Puente Alto, La Pintana, Arica, Lebu, entre otras.
La importancia del bienestar socioemocional
Un aspecto que destacó dentro de las preocupaciones que los docentes sentían por sus estudiantes, fue la dimensión emocional, social y económica, representada en un 78% de las respuestas entregadas en esta encuesta. Claramente, la crisis sanitaria dejó al descubierto la desigualdad que existe en variados ámbitos de la sociedad, y cómo, en este caso particular, el bienestar socioemocional es clave para abordar un proceso educativo de manera exitosa.
El bienestar docente también es un tema que impactó en 2020, ya que la sensación de incertidumbre, el estrés constante y el aumento de presión, se encontraron presentes durante el año escolar. La contención y el apoyo entre docentes y sus quipos directivos fue crucial, ya que permitió, además, compartir experiencias y estrategias educativas que ayudaron a mejorar las prácticas y a reflexionar sobre este nuevo formato educativo, que promueve cambios positivos para las instituciones y sus trabajadores.
Como resultado del trabajo colaborativo surgió, en diferentes comunidades e instituciones, la idea de sistematizar estas experiencias y las estrategias que, de forma innovadora, permitieron continuar con el aprendizaje en diferentes rincones de nuestro país. La Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado compiló iniciativas desde Copiapó hasta Coyhaique, en un documento llamado Escuelas innovando en tiempos de pandemia, dentro del cual podemos encontrar dos proyectos relacionados con el bienestar emocional tanto en estudiantes, como en docentes.
Experiencias para el desarrollo emocional
El primero de ellos es "Enseñanza – aprendizaje mutuo y significativo: contención a estudiantes de primero y segundo medio en tiempo de pandemia y crisis social", descrito por Javiera Jorquera Pérez, profesora de Lengua y Literatura del Colegio San Alberto, Estación Central.
En esta experiencia, la docente narra cómo en su curso, conformado en gran medida por migrantes haitianos que no hablaban español, lograron comunicarse pese a la barrera del idioma, reflejar aprendizajes y mostrar fortaleza ante los acontecimientos mundiales.
“Hay falta de recursos emocionales, culturales, afectivos, intelectuales, económicos, espirituales y en simples palabras, son víctimas de un sistema que determina a un selecto grupo de personas que son vulneradas sistemáticamente en sus derechos (incluso básicos) y su desarrollo integral. Dicha situación, afecta directamente a la posibilidad de concretar las tan mencionadas clases online pues más del 80% de nuestros estudiantes no cuentan con las condiciones mínimas para que esto sea realizable. Por lo tanto, la propuesta que se realizó fue priorizar, más que el contenido, la aplicación de este a través de la afectividad y efectividad en la comunicación con los educandos en contexto de pandemia, principalmente mediante llamadas telefónicas. Tanto las evaluaciones como los llamados nos han permitido comprender aún más de cerca las difíciles realidades de nuestros estudiantes. Realidades que son complejas desde antes de la pandemia y que son jóvenes que quizá no cumplen con ciertos patrones que como colegio o sistema solicitamos, pero en esta instancia, nos han demostrado una enorme fortaleza y resiliencia en situaciones que siempre se han asociado a sobrevivir” describe la docente.
En segundo lugar, encontramos el relato de Lissette Tapia, jefa del área de formación y Xiomarel Rojas, asesora técnica de la Escuela Padre Hurtado, perteneciente a la Fundación Súmate, al cual denominaron Aquel que contiene también necesita ser contenido: La experiencia de cuidado de equipo en escuelas de reingreso.
Uno de los temores presentes en la educación del 2020 fue la deserción escolar, lo que se acrecienta en las escuelas de reingreso. Con alumnos provenientes de familias con historias de trayectorias escolares interrumpidas y vulnerabilidad, que se encuentran en un proceso de reinserción por abandono de sus estudios, la presión para evitar una nueva renuncia crece. Esta situación fue advertida por la Fundación Súmate, la que apoya el desarrollo laboral y personal de sus equipos para mejorar los resultados en el proceso con los estudiantes.
“Las escuelas de reingreso son percibidas por sus estudiantes como un espacio de soporte, seguro y familiar, donde cada uno de ellos es importante, siendo una cultura escolar promovida por todas las personas que en ella trabajan. En tiempos de incertidumbre, de enfermedad y muerte de tantas personas, también los profesionales demandan que la escuela sea un espacio de soporte para ellos, por lo que las estrategias de cuidado, motivación y reconocimiento debe ser dirigido a todos los miembros de la comunidad educativa, considerando espacios formales como reuniones, cuidados de equipo, pero también informales como llamadas, grupos de WhatsApp, apoyo entre pares, entre otros, asegurando así que el bienestar de quienes conforman la escuela sea construido entre todos”.
La educación pública en pandemia
En la comuna de Renca, en un importante esfuerzo por destacar el trabajo realizado en pandemia por las instituciones educativas de carácter público y de reflexión sobre los desafíos que plantea la pandemia en la educación, se materializó en formato de libro la sistematización de la experiencia vivida en La educación pública de Renca en tiempos de pandemia.
“La máxima fue y sigue siendo construir comunidad y asegurar el derecho a la educación de niños, niñas y jóvenes de nuestra comuna. Un camino que ha significado valiosos aprendizajes para la educación pública y también un tiempo en que se evidencian con dolor las profundas brechas sociales de nuestro país”, se puntualiza en el documento.
Una de las iniciativas descritas en este compendio está enfocada en el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) realizado en la Escuela Domingo Santa María González, cuyo nombre fue “Y, ¿cuándo viene el próximo proyecto?”, frase que representó la motivación de apoderados y estudiantes con la nueva metodología aplicada por los equipos pedagógicos, que encontraron en el ABP una forma de integrar contenidos, asignaturas y necesidades de los estudiantes.
“A través de llamados telefónicos de las familias nos dimos cuenta de que lo que más se necesitaba era contención emocional, necesitaban desahogarse, realmente no sabían ponerle nombre a lo que les pasaba a los niños”, rescata Denisse Catalán, coordinadora de párvulos.
A raíz de esta necesidad comenzó a desarrollarse “un emocionario”, que permitió cubrir el aspecto emocional además de los contenidos. “Para comenzar, se envió la planificación a las familias en una lámina por WhatsApp con una actividad para cada día de descubrimiento de emociones como la rabia, el miedo, la tristeza y la alegría. Si bien parece algo sencillo, este trabajo de aprendizaje socioemocional fue fundamental para mejorar la convivencia familiar. Entender las emociones, nombrar lo que está ocurriendo y reconocer cuáles son las formas de expresar esas emociones, permite comprender lo que le está ocurriendo al otro”, concluyó.
Para conocer más iniciativas te invitamos a revisar estas experiencias, que se encuentran en formato descargable dentro del artículo, y así podrás vincularlas con las de tu comunidad.
