"Los profesores debemos tomar en cuenta las emociones en todas las acciones pedagógicas"

Nolfa Ibáñez, educadora diferencial y Doctora en Educación

Nolfa Ibáñez es Profesora de Educación Diferencial y Doctora en Educación. Actualmente, es candidata al Premio Nacional de Educación 2021 de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE). Su nominación se debe a sus numerosas contribuciones a la educación, como la creación de la Metodología Interaccional Integrativa (MII), que pone al centro las emociones en el aprendizaje. Aunque reconoce que no es fácil, sostiene que incluso en las clases online es posible realizar acciones para tener una disposición favorable de los estudiantes y lograr aprendizajes significativos.

Esta destacada docente e investigadora de la UMCE, ha centrado su trabajo en el ámbito de las emociones en el aula, la diversidad en la construcción de mundo, el saber pedagógico y la interculturalidad. Una de sus contribuciones a la educación, es la creación a principios de la década de los 80 de la Metodología Interaccional Integrativa (MII), que recoge la concepción de las emociones del biólogo Humberto Maturana, con quien trabajó durante largo tiempo en la universidad.

¿En qué consiste la MII? Esta metodología se basa en que los aprendizajes significativos ocurren cuando el educador genera emociones positivas en sus estudiantes, ya que se considera que la disposición emocional es un elemento clave en el proceso de aprendizaje. Aquí, el profesor es un facilitador y el estudiante un protagonista que construye su aprendizaje. 

En educarchile sabemos que las emociones de los estudiantes en pandemia son una de las principales preocupaciones de los docentes y los equipos directivos y profesionales de los establecimientos educativos. Por eso, conversamos con Nolfa Ibáñez, quien nos entrega sus visión y recomendaciones para lograr aprendizajes en un contexto altamente desafiante para las comunidades escolares.
 

Educación en pandemia

•    Una de las lecciones que nos ha dejado la pandemia, es la necesidad de hacer cambios en la escuela. Al respecto, uno de los puntos más mencionados por las comunidades escolares tiene que ver con la Educación Emocional.  ¿En ese sentido, cree que la Educación Emocional debe integrarse transversalmente en el aula o impartirse como una asignatura?

Existe una variedad de enfoques en las investigaciones internacionales que datan del año 2000, pero todos muestran que las emociones tienen que considerarse porque están relacionadas con el aprendizaje. El enfoque mío y de mi equipo de investigación, se vincula con la concepción de Humberto Maturana, esto es, que las emociones son disposiciones corporales dinámicas para la acción, para hacer cosas.  Por ejemplo: estamos en una emoción hacemos una cosa, estamos en otra emoción, hacemos este otro tipo de cosas.

Eso lo sabemos todos, no necesitamos ir a estudiar para saberlo, pero como es parte del sentido común no lo intelectualizamos. Si uno está en una emoción de agrado, puede realizar acciones favorables para el aprendizaje. Si mis estudiantes están en una emoción grata, llegan a clases, llegan a la hora, hacen preguntas, piden precisiones y ampliar conceptos. Entonces, lo que yo esperaría es que los tomadores de decisiones en educación se hicieran cargo de esto, al igual que las comunidades educativas, y la formación docente. 

Pero nuestra cultura desvaloriza lo emocional. Cuántas veces hemos escuchado que las mujeres son más emocionales ¡qué significa eso! Todos los seres humanos y los mamíferos se mueven desde la emoción en la que se encuentran. Hacerse cargo de eso no implica un contenido particular para que los niños lo aprendan, implica hacerse cargo de que como esto ocurre, los profesores debemos tomar en cuenta las emociones en todas las acciones pedagógicas. 

•    La mayoría de los establecimientos se encuentra en modalidad de clases online, lo que implica situaciones de alto estrés, con situaciones disruptivas detrás de la pantalla. Por ejemplo, las niñas y niños más pequeños se frustran al no ser atendidos inmediatamente por el docente, mientras que los más grandes no quieren encender sus cámaras o escuchar al profesor. ¿Qué reflexión se puede hacer?, ¿cómo se puede abordar?

Es una situación sumamente difícil. El profesor detrás de la pantalla tiene menos posibilidades de ejercer el dominio de su saber pedagógico, porque no conoce los contextos particulares en los que se encuentra cada niño, todos son diferentes, por lo tanto, hay tipos de comportamientos y conductas absolutamente normales en cierto contexto familiar y el profesor o profesora no lo puede saber exactamente. En algunas familias hacer “desorden” es absolutamente natural y los niños pueden opinar (y qué bueno que así sea), mientras que, en otros hogares, el contexto es más estructurado. Un profesor puede tener estudiantes con culturas familiares distintas, entonces es realmente imposible hacerse cargo de aquello. Sin embargo, creo que la disposición emocional a través de mecanismos virtuales se puede lograr.

Al pensar en esta compleja realidad, Nolfa brinda una serie de recomendaciones, como dejar de dar instrucciones a los estudiantes sobre cómo ejecutar una determinada tarea y recoger sus experiencias integrándolas a los contenidos. Te invitamos a conocerlas en el siguiente video:
 

Uno no se equivoca en la experiencia
Preguntas abiertas

Por otro lado, enfatiza que la cultura de corregir el error debe dejarse de lado. A su juicio, la única manera de darse cuenta del error es reflexionar sobre lo que se hizo. 

•    Una niña o niño de tres años ha pasado la mitad de su vida en confinamiento, aprendiendo a que estará seguro(a) sin el contacto con los demás. ¿Cómo cree que esto afectará el ámbito emocional de las y los estudiantes a mediano plazo?

La verdad no tengo una respuesta, pero tengo una gran preocupación:

Emociones en pandemia

Diversidad y autonomía

A lo largo de sus investigaciones, Nolfa ha profundizado en cómo la diversidad y la autonomía se incorporan en el aula. Para ella, la diversidad debe comprenderse como una condición de la situación educativa que tiene que ver con las distintas construcciones de mundo de los estudiantes. “Esperar homogeneidad es insensato en un grupo humano, porque vienen personas de distintas familias y culturas. Una palabra no tiene el mismo sentido para todos, las palabras ocultan todo aquello que se construyó en el mundo durante la primera infancia”, explica. 

•    ¿Cómo se puede transformar la diversidad en un recurso para el aprendizaje en vez de un factor que asfixia al profesor? 

Lo principal es que el profesor comprenda y acepte que la diversidad tiene que ver con la construcción de mundo, no con déficit, no con problemas culturales. Yo aprendo esto, porque viví de esta manera, mi concepción de A, B, C es lo que tuvo presencia en mi construcción de mundo. Cuando un niño entra a la escuela tiene su segundo contexto interaccional y se le amplía el mundo, lo importante que esa ampliación sea sobre lo que el niño trae, y no sea sobre desvalorizar lo que trae consigo.  
 

Diversidad en el aula

En tiempos vertiginosos y desafiantes, la autonomía es una habilidad que sirve para tomar decisiones en situaciones cotidianas y complejas. Para nuestra entrevistada, la autonomía implica que cada sujeto pueda reflexionar sobre cómo solucionar un problema y tener las posibilidades de poder hacerlo. “La autonomía refiere a tener respeto por las posibilidades del otro. Entonces, permitir la autonomía, implica una reflexión sobre qué es lo prioritario. ¿Es prioritario que el estudiante haga perfectamente una actividad determinada o que aprenda a tener una responsabilidad personal sobre aquello que va a hacer?”, reflexiona.

•    ¿Cómo podríamos desarrollar la autonomía en los estudiantes?

Autonomía

En síntesis, la invitación que nos hace esta profesora e investigadora de las interacciones pedagógicas es a cuestionarnos temas tan anclados en nuestro sistema escolar, como: "solo existe una respuesta correcta", "hay que hacerlo como dice el profesor o profesora", "sin orden, no hay acción". Sin duda, esto es difícil, pero muy necesario en estos tiempos que nos invitan a cambiar paradigmas en educación, poniendo efectivamente el aprendizaje de todos y todas al centro de la acción pedagógica y donde es clave el generar disposiciones emocionales favorables.

"Cuando los estudiantes se sienten tomados en cuenta, que valoramos sus experiencias y que nos los sancionamos, ellos tienen una emoción de agrado y una disposición favorable para el aprendizaje", concluye Nolfa Ibáñez.

 

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educarchile
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